Captar el alma de la estación: el verano

En el hemisferio norte, según el calendario oficial, la entrada del verano se produce alrededor del 21 de junio. Aunque, enigmáticamente, nos hemos dado cuenta de que el verano nos llegó ya hace unas semanas, el solsticio de verano se celebra hoy por ser el día con más horas de luz de todo el año.

Si pienso: «¡Hoy es verano!», es que el alma de la estación me lo sopló al oído. Ella me habla del «olor cálido» del suelo y del estruendo de las tormentas pasajeras. El verano nos desnuda y nos acaricia la piel. Nuestros sentidos están despiertos, captamos el perfume de las flores y de los cuerpos. El sol juega al escondite entre las hojas de los árboles, que nos protegen de su exceso de radiación. En el campo, la tierra se yergue: los cereales y las flores se encuentran al alcance de la mano. La madre naturaleza sale de sí misma, cobra volumen y nos rodea. Nuestro entorno se llena de flores, frutas, colores y sonidos, y disfrutamos una infinidad de sabores diferentes. La música nos estimula por doquier. ¡Es tiempo de fiestas!, y compartimos largas veladas de complicidad. Nuestro corazón palpita. Sentimos la vibración de un latido salvaje en nuestro vientre. Es un torbellino de vida que a veces nos aturde. Podría ahogarnos por esa pulsación que late, late, late… y marca el ritmo constante de nuestra propia floración. Ya no hay que labrar, sembrar ni cortar, ni en la naturaleza ni en nosotros mismos: todo esta aquí. ¡¡¡Resplandecemos!!!

Los dones de la estación

Ella nos invita a la osadía de ser bellos e irradiar nuestra belleza, a vivir plenamente nuestro poder y celebrar nuestro «pistilo», a honrar a las abejas y nuestra independencia con gratitud. Conectemos con la armonía de las estaciones. El ser vivo conoce una sucesión de perpetuas metamorfosis. Cuando seguimos el curso de las estaciones, experimentamos lo que somos en plenitud: ¡nuestra realización personal!

¿Qué nos propone el alma de estación estival?

  • En el plano físico: movernos, bailar y cantar.
  • En el plano emocional: acoger y expresar las emociones, apostar por la confianza.
  • En el plano relacional: mostrarnos cercanos a los demás, y a nosotros mismos, querer y querernos.
  • En el plano espiritual: conectar.

La tradición de las ceremonias celtas: el verano

Bettina Keissl Lonfat

La energía creciente del verano esta íntimamente  relacionada con el Sol y con los dioses del astro masculino que fecunda la tierra y nuestra creatividad. Los ritos de fuego, así como los de unión entre el hombre y la mujer, son indicadores privilegiados de todo lo que engloba el verano y su energía de crecimiento. Lo que hemos sembrado en primavera puede ahora atiborrarse de energía solar, crecer con todo su potencial y seguir su impulso creador. Todo lo que deseemos manifestar surgirá con ayuda de la fuerza natural de crecimiento que nos rodea.

Si la primavera se puede relacionar con la energía de la muchacha y su inocencia, el verano se parece más a la madre encinta que prepara la llegada de su bebé. Es la estación de la plenitud en la cosecha y de la riqueza de la tierra que, toda generosidad, nos bendice con sus dones, de frutas flores y semillas de una variedad increíble.

Por desgracia, nuestro mundo moderno ha perdido la magia de esa plenitud porque no lo tenemos presente todo el tiempo, todos los días. Pero a través de la tierra, la naturaleza y la energía en la que vivimos, el verano nos enseña  a dejarnos llevar por nuestra energía plena y expresar nuestros deseos más profundos.

En la medida de lo posible, para establecer un vínculo intimo con la estación, dedica un tiempo a dar un paseo por la naturaleza, por el bosque, por un parque o por un jardín. Puedes hacerlo antes del ritual, para inspirarte, o después, para observar las resonancias.

A continuación comparto una práctica o ritual que propone Marianne Grasselli Meier, autora del libro Rituales femeninos para las 4 estaciones, de donde yo he extraido este texto que hoy, en gratitud a la madre tierra y con la llegada del Solsticio de Verano, comparto contigo, porque este libro me parece maravilloso, es un libro para nosotras, la energía de la mujer esta vinculada con la energía de la madre tierra, y creo que todas las mujeres lo deberíamos leer aunque sea una vez en la vida. Tambien incluyo algunas imágenes que aparecen en el libro, de la pintora Sonia Koch.

Práctica

El mantel estival. Recuerda al de los pícnics para dos o las excursiones con la familia o los amigos. «Cortesía de la casa», dice la madre naturaleza. Nosotros lo compartimos: «¡Sírvanse!». El mantel estival nos conecta con la abundancia de esta estación. Cada fruta, cada verdura ofrece su sabor y su color. Nuestros sentidos lo captan con deleite. El mantel es un espacio abierto y generoso: basta con hacer nuestra elección. ¡Qué generosidad! Nos podemos sentir honradas por la madre naturaleza y llenas de gratitud.

Tiempo de preparación: 5 minutos

En la mesa del comedor o en una mesa baja del salón, instala un mantel de colores y coloca sobre él una fuente con frutas de la estación. La madre naturaleza te ha elegido para ser su mensajera. Para que la fruta esté siempre fresca, compra o coge solo lo que puedas comer.

Desarrollo

Cada mañana, coge una o varias frutas de la fuente del mantel estival y expresa tu agradecimiento. Invita a los miembros de tu familia y a tus allegados a hacer lo mismo. Realiza un experimento rápido: di varias veces «gracias». ¡Pruébalo! Descubrirás que se trata del mismo ritmo de tu corazón.

¡El corazón esta orgánicamente creado para la gratitud!

«Los pueblos amerindios tienen la costumbre de dar al menos un poco de tabaco a la tierra cuando se sirven. ¿Que puedes ofrecer tú a la madre naturaleza cuando coges sus frutos? Puede ser un símbolo, un objeto que te parezca o simplemente, un pensamiento».

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