El cuerpo emocional y sus necesidades

Todos tenemos miedo de enfrentarnos a nuestro cuerpo emocional. Probablemente porque de pequeños no nos enseñaron a conocerlo, o lo que es lo mismo, a identificar y gestionar nuestras emociones. Así llegamos a la edad adulta con el hábito de esconder nuestros sentimientos, de no mostrar nuestras debilidades, pasiones, etc., ya sea por miedo o por arrogancia.

El cuerpo emocional tiene diferentes necesidades vitales. Si no las satisfacemos, puede acarrearnos desequilibrios a todos los niveles de nuestro ser.

Tipos de necesidades

1. Tener consciencia de la emoción a través del reconocimiento de lo que experimentamos

No podemos ver el cuerpo emocional, pero sí sentirlo. Y cuando está en desequilibrio, puede alterar nuestras funciones, tanto físicas como mentales. Entonces, ¿por qué nos esforzamos en no prestarle atención e ignorarlo?

La mayoría nos preocupamos por cuidar nuestro cuerpo físico, con la respiración, el ejercicio, el baño, la alimentación, el descanso, etc. ¿Por qué no hacemos lo mismo con el cuerpo emocional? Seguramente porque no tenemos consciencia de que existe o simplemente porque no sabemos cómo hacerlo. Sentimos una mezcla de energías que no distinguimos y que incluso llegan a controlar nuestras vidas sin saber cómo encauzarlas.

La palabra emoción tiene su origen del inglés  emotion, que significa energía en movimiento. Así, pues, nuestras emociones son energías en movimiento que pueden ayudarnos a avanzar o hundirnos.

Tenemos que saber escuchar a nuestro cuerpo emocional, descubrir qué pautas de conducta tenemos, qué emociones son las que se generan cuando estamos decaídos, o cuáles cuando nos sentimos cómodos.

Las emociones son energías en movimiento que pueden ser de deficiencia (debilidad, victimismo, miedo, falta de confianza…) o energías en movimiento de exceso (cólera, ira, agresividad, arrogancia, etc).

¿De dónde proceden? ¿Quién crea estas energías en movimiento?

Somos los creadores de nuestra vida, atraemos todo lo necesario para aprender y evolucionar, nos guste o no.

Las emociones se crean de dos formas:

  • Según la calidad de nuestros pensamientos, se generarán emociones positivas o negativas. «Somos lo que pensamos». Nuestros pensamientos proceden de las creencias que tenemos acerca de nosotros mismos, formadas por las experiencias que nos han marcado a lo largo de la vida.
  • Las emociones o energías en movimiento también se pueden formar a través de la calidad de vibración que escojamos como alimento en el día a día. Cada alimento sólido y líquido tiene una vibración, un efecto que afectará a diferentes órganos de nuestro cuerpo físico. Cada órgano genera un sinfín de emociones, según el estado en que se encuentre. Si te sientes débil, bloqueado o con tensión, habrá emociones negativas; si estás en perfecto estado de salud, habrá emociones positivas.

Por ejemplo, si tomamos un exceso de alcohol, habrá emociones de descontrol, desinhibición o evasión; si comemos un exceso de carnes, empezaremos a actuar con emociones violentas, de ira, impaciencia, cólera, con una actitud distante o falta de apertura.

2. Depurar las emociones antiguas y negativas

Puede que llevemos años con emociones bloqueadas en nuestro interior que afectan a nuestra salud integral. Emociones de exceso o de deficiencia, que cargamos a nuestras espaldas, como sacos llenos de sucesos pasados que ya no existen, pero que todavía controlan nuestras vidas.

El pasado murió, el futuro todavía no existe, pero lo creamos a cada momento con nuestras creencias, pensamientos y emociones del presente. Es como si camináramos por el sendero de la vida cargando con esos sacos repletos de pasado, somos conscientes de que afectan  nuestro presente y futuro, de que no los necesitamos, pero no tenemos el suficiente valor para despegarnos de ellos.

Para empezar este proceso tenemos que estar abiertos a escuchar nuestras emociones, a no taparlas con comida, bebida o hábitos negativos.

Debemos empezar el proceso de desapego abriendo «la caja de Pandora» y procurando entender por qué esas emociones están allí todavía. Necesitamos depurarnos de estas creencias que han formado el bloqueo emocional.

3. Nutrir y mimar nuestro cuerpo emocional

Desconocemos la forma de nutrir a nuestro cuerpo emocional, de darle el desayuno, la comida y la cena todos los días. Nos olvidamos de que necesita alimentarse a diario igualmente que el cuerpo físico, pero con alimento emocional. Nos hemos empeñado en atiborrarnos de alimentos, de chocolate, alcohol, café, azúcar, etc., cuando nos sentimos emocionalmente desequilibrados.

El cuerpo emocional carece de sistema digestivo, no tiene ni dientes ni estómago. Es un cuerpo vibracional, por lo que ninguna comida física lo va ayudar a solucionar sus problemas.

Pero como desconocemos la forma de escuchar a nuestro cuerpo emocional, de nutrirlo, honrarlo y cuidarlo, seguimos teniéndolo inestable, bloqueado y hambriento.

¿Que alimento vibracional satisfará a nuestro cuerpo emocional? Depende de cada persona, ya que somos únicos, y cada uno de nosotros necesitará vibraciones diferentes. Puede que a alguien le guste oír una determinada música, disfrutar con el canto de los grillos, presenciar un amanecer, cocinar… Estos son alimentos  vitales para mantener nuestro cuerpo emocional en un estado óptimo. Debemos de consumir este tipo de alimentos regularmente, igual que comemos todos los días comida física.

Vivir en el presente

Una de las principales cosas que nos alejan del cuerpo emocional es la falta de consciencia o presencia en nuestra propia vida.

Vivir en el pasado o en el futuro sin darnos cuenta de lo más importante: «el aquí y el ahora», que realmente es lo único que existe, hace que ignoremos nuestras emociones plenamente. A veces es a causa de una falta de coraje para destapar lo enterrado desde hace años, o un exceso de rigidez e inflexibilidad con nosotros mismos.

La creencia de que somos seres perfectos, que no podemos equivocarnos, ni estar tristes, ni mostrar nuestros sentimientos, ni  permitirnos tener miedos y preocupaciones perjudica seriamente nuestra salud emocional. Esto es un claro síntoma de estar controlados por la mente analítica que nos sabotea, bloqueando las emociones y creando toxicidad en todo nuestro ser.

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La felicidad con uno mismo se consigue permitiendo que las emociones fluyan, sean positivas o negativas, experimentando nuestros sentimientos, y dejando que sea nuestro corazón el que se exprese libremente.

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