Cocina de otoño

Las estaciones son las que marcan el ritmo de la naturaleza. Debemos recordar que en la época otoñal la energía desciende, la salvia de los arboles se va concentrando en las raíces y poco a poco los árboles se van despojando de sus hojas, y en consecuencia, nosotros también tendemos a recogernos y a experimentar mayor introversión. Esto se ve reflejado en nuestras vida diarias, en la que vamos dejando atrás la gran actividad social del verano.

A través de nuestra cocina diaria vamos consiguiendo esa energía que nos ayuda a calentarnos interiormente, y a relajarnos.

¿Cómo alimentarse en otoño?

Igual que los colores de la naturaleza cambian, los tonos otoñales se reflejan en los colores de los cereales, las legumbres y las verduras redondas (calabaza, cebolla, col, coliflor, nabos, brócoli) predominando el sabor dulce natural.

Utilizaremos preferiblemente los cereales de grano corto como el mijo, la avena, el arroz dulce, la quinoa y las pastas integrales. Es ideal cocinarlos con menos agua de la habitual y en olla a presión, pero con cuidado de que no lleguen a resecarse. Crearemos platos con cereales integrales que tengan tendencia al sabor dulce, como el arroz con castañas, la paella de verduras de temporada,  el mijo con almendras y avellanas, etc.

Nuestras sopas serán cremosas, dulces y nutritivas. Especialmente con verduras redondas, incluyendo alguna alga marina. Usaremos algo más de aceite al principio para rehogar la verdura y podemos añadir alguna legumbre para que nos dé calor interno.

Es el momento de experimentar con los estofados de leguminosas, verduras redondas y alga kombu, con cocciones lentas para que generen calor interno. Usaremos proteínas vegetales tipo tempéh, seitán y tofu en cocciones mas largas, especialmente con el tofu fresco (de energía enfriante). Para aquellas personas que tomen pescado, pueden aumentar el consumo de este, pero cuidando que sea de calidad, y evitando aquel criado en piscifactoría.

Utilizaremos verduras estacionales como las cebollas, calabazas, nabos, coles, coliflores… Aumentamos el consumo de verduras redondas y de raíz (zanahorias, remolacha y rábano daikon), pero sin olvidarnos de las verduras de hoja verde, tan importantes para el aporte de clorofila y el buen funcionamiento del organismo.

El sabor que predomina en otoño es el dulce natural, así que es importantísimo crear platos con esa característica. Podemos utilizar pequeñas cantidades de melaza de cereales (arroz, maíz, cebada), y también concentrado de manzana para completar platos. Con el dulzor natural conseguimos nutrir la zona central de nuestro cuerpo a nivel interno (estomago, bazo, páncreas), que es el templo de nuestras emociones.

Otro sabor característico del otoño es el picante, que da equilibrio a nuestro platos, y genera calor, tipo jengibre, canela, clavo y nuez moscada, pero sin abusar. El resto de sabores también son importantes, en pequeñas cantidades. Usaremos pickles o encurtidos, chucrut y ciruela umeboshi para el sabor ácido. Evitar los vinagres de arroz y manzana, que son más adecuados para el verano.

Reduciremos el consumo de hierbas aromáticas frescas y usaremos las  secas al principio de las cocciones.

Integraremos cocciones más lentas, con más fuego y con más tiempo, que nos calentarán y nos reforzarán, produciendo un efecto más profundo, nutritivo, relajante y dulce. Los estilos de cocción más recomendables son: vapor, estofados, salteados largos, tempura o fritos, y olla a presión. Conviene combinarlos con cocciones más ligeras para crear polaridad, como son los escaldados, hervidos o salteados cortos.

Recomendable usar las algas a diario. El consumo de aceite debe de ser algo más que en verano, pero cocinado. Utilizar frutos secos y semillas de toda clase, pero es recomendable activarlas poniéndolas ocho horas en remojo y tomarlas en crudo, sin sal añadida.

La fruta será de temporada, evitando la tropical, y con tendencia a tomarla en compota, mermeladas, confituras, etc.

Disfrutemos del otoño fuera y dentro de nuestras cocinas haciendo siempre aquello que es bueno para sacar la mejor versión de nosotros mismos.

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